jueves, 19 de enero de 2012

Cuando lo ordinario se hace extraordinario...


Me  imagino que muchos de ustedes ya habrán oído sobre el accidente del “Costa Concordia”. En caso de no haberlo hecho, les explico brevemente que el Concordia es un lujoso crucero que naufragó el 13 de enero en las cercanías de la isla italiana de Giglio. El crucero (con capacidad de viajar a 21,5 nudos) estaba totalmente equipado para el disfrute y la recreación de sus pasajeros; con piscinas, casino, cine, teatro, discoteca, restaurantes, y spa con gimnasio. Fue construido por la empresa Fincantieri y costó 570 millones de dólares. Actualmente las aseguradoras de la empresa están evaluando la posibilidad de reparación del barco, aunque los rescatistas han dejado claro que les resultará muy difícil hacerlo y que lo más probable es que no resulte viable debido al gran tamaño del casco y a la abertura de 70 metros que en él hay, por lo que recomiendan a la empresa Fincantieri que lo considere como “pérdida total”. El contenido del barco sería vaciado para evitar un posible derrame de combustible y después cortarían el barco en varios trozos para finalmente llevarlo (de manera más sencilla) a tierra. Las labores de extracción de combustible durarán unas tres semanas. Asimismo, el equipo de salvamento sigue buscando posibles cuerpos que hayan quedado dentro del barco. Las aseguradoras estiman los daños en 93 millones de dólares.

     Ahora que ya saben lo sucedido, seguro se preguntan ¿qué ocurrió en el Costa Concordia? 
     Sitios web como ABC de España, EFE, El País, La Gaceta, TIMES o la BBC Mundo (entre otros) han declarado que el capitán del Costa Concordia, Francesco Schettino fue declarado culpable y arrestado. 
     Finalmente el mismo capitán confesaría ser el culpable del volcamiento del barco, producto de una colisión con un arrecife cuando pasaban por las costas de Giglio. Schettino modificó la ruta de navegación para pasar cerca de la isla y saludar a los habitantes, algo que ya se ha hecho varias veces sin ninguna complicación. El problema en sí no era el cambio de ruta sino la incapacidad del capitán de dar la orden de giro a tiempo. La orden se dio, pero demasiado tarde, lo que ocasionó el naufragio de la nave.

Además, se tienen pruebas de que el capitán dejó el crucero cuando aún quedaban pasajeros dentro de la nave. Muchos de ellos se encontraban desorientados y posteriormente testificaron que no se dictaron instrucciones de evacuación de emergencia, y otros pasajeros incluso llegaron a decir que solo la tripulación contó con salvavidas. Lo que debió ser un sencillo viaje de relajamiento y diversión terminó en catástrofe. Schettino, aunque lleva 30 años en su oficio, ha llegado a declarar que siente cierto temor a la navegación y que no deseaba que le sucediera lo mismo que le pasó al Titanic. Se supo además que mintió al Capitán del puerto de Livorno diciéndole que aún seguía dentro del crucero. Sin embargo Schettino declaró que fue gracias a él que la gran mayoría de los pasajeros lograran sobrevivir. Miles de personas se han pronunciado a favor y en contra del capitán, encontrándose incluso un grupo de apoyo a Schettino en la red social de Facebook, conformado por más de dos mil personas.

Sin embargo, no es nuestra labor generar rechazo u odio, por lo que queremos hacer énfasis en un punto muy importante que ha salido a relucir a raíz de este incidente: nos estamos acostumbrando al desastre.
Sí, tal como lees. Nos estamos acostumbrando a que haya desastre, miseria, corrupción, ira, negligencia y odio. Nos estamos acostubrando a tener una tragedia diaria de la cual no parecemos querer salir. He incluso la exaltamos y "celebramos".
Pido perdón de antemano si he ofendido a alguien, así como también pido perdón si los llego a ofender con lo que diga a continuación. No me malinterpreten, no estoy diciendo que para la gente haya sido algo digno de celebración, de “pompa y platillos” el hecho de que haya sucedido una catástrofe como la que sucedió en Italia.
No, lo que quiero decir es que nos estamos acostumbrando a celebrar aquello que es visto como algo extraordinario pero que en realidad debería ser visto de manera natural.


Me explico mejor. El desastre marítimo acontecido hace unos días desató la ira y la admiración sobre dos personas antagónicas: el capitán del barco (el “villano”) Francesco Schettino y el responsable de la Capitanía del puerto de Livorno, Gregorio De Falco (el “héroe” de la historia).
Lo cierto es que existe una grabación del momento en que Schettino y De Falco discutían por medio del radio. De Falco le estaba exigiendo a Schettino que le diera el número de personas que aún se encontraban dentro del crucero y que le informara de la situación, a lo que Schettino respondió diciendo que no podía porque no se encontraba en el barco sino al lado de él, en un bote salvavidas. Cuando De Falco le exigió que volviese, para que le rindiera cuentas del número de personas en peligro, Schettino se negó diciendo que no podía porque el bote salvavidas no funcionaba y estaba muy oscuro. Después de sucedido el siniestro, Schettino fue apresado y llevado ante la justicia.
Muchas personas empezaron a felicitar a De Falco por su actitud y sus acciones, e incluso él ha llegado a conseguir cierta fama debido a lo sucedido.
De Falco asegura que no hizo nada fuera de lo normal, que sólo cumplía con su deber, que no es ningún héroe y que además lamenta no haber podido salvar a todos los pasajeros. Aun cuando su labor y sus acciones son dignas de admiración y respeto no podemos olvidar que lo que él dice es cierto. Todo lo que él hizo fue hacer su trabajo. Nada más. Él no podía sino limitarse a hacer lo que sabía hacer bien. En otras palabras: hizo lo que normalmente hubiese hecho con cualquier otro barco y en cualquier otra situación parecida. De no ser por la magnitud del Concordia muy probablemente su naufragio habría quedado en el olvido, junto con Schettino y De Falco. Los mismos rescatistas admiten que ellos realizan varias labores de rescate de menor magnitud, las cuales son ignoradas, desconocidas y terminan en el olvido.



No digo que De Falco no haya actuado bien, porque lo hizo. Hizo muy bien su trabajo y sabe cómo reaccionar ante graves imprevistos. Sin embargo hay un pequeño detalle que estamos ignorando. Un detalle que les veníamos diciendo hace unos párrafos atrás: nos estamos acostumbrando a que lo normal sea visto como algo extraordinario.

¿Y cuál es el problema de eso? Dirán muchos de ustedes. Bueno, el problema principal es que si nosotros nos acostumbramos a eso (a que lo normal sea extraordinario) quiere decir que no estamos realizando bien nuestro propio trabajo. Quiere decir que muy probablemente trabajamos por dinero y no porque de verdad nos guste. Quiere decir que a nuestro trabajo lo consideramos un oficio, y no una vocación. Quiere decir, además, que estamos contaminados con el virus de la apatía. Finalmente, también quiere decir que no estamos aportando algo verdaderamente útil a nuestra comunidad. En otras palabras, estamos cayendo irremediablemente en el abismo del conformismo y la complicidad.
Quien aporta algo útil al mundo no es aquel que dona más dinero (aunque no vamos a negar que eso también ayuda), tampoco es aquella persona que hace favores pensando en el tiempo que le queda para dejar de hacerlos y "liberarse", ni tampoco aquellas personas que hacen favores mientras esperan otros a cambio.
No digo que estas personas no puedan llegar a ser de ayuda. Pero no aportan nada positivo al mundo. Quien no hace sus acciones con amor, con cariño, con esmero y atención, no debería ayudar a los demás. Debería ayudarse primero a sí mismo, es decir, debería rescatarse del olvido y de la desidia.

Para ayudar a alguien, hay que hacerlo con amor. Para ser un héroe no nos podemos limitar a hacer solamente nuestro trabajo. Hay que llevar a cabo otras acciones para ayudar a los demás. No hay necesidad de hipotecar la casa para donar millones. Ni de adoptar niños que después no podremos cuidar apropiadamente. No. Aunque es un cliché muy gastado diremos que con pequeñas y sencillas acciones se puede hacer del mundo un mejor lugar. Es decir, aportando el famoso "granito de arena".
En fin, solo decimos que no sólo te limites a hacer bien tu trabajo (es decir, tu vocación). Atrévete a dar algo más, a aportar algo positivo para el mundo. Sé más ecológico; utiliza las normas de cortesía; haz una donación (así sea modesta, no importa porque estás ayudando con algo, aunque sea pequeño, sirve); perdona una falta que te hayan hecho; ayuda a alguien que lo necesite.
Escucha buena música. Lee, escribe, preocúpate por el mundo y ocúpate de hacerlo mejor con pequeños pasos que, al final te llevarán lejos.

La idea no es hacer que lo ordinario se transforme en algo extraordinario (a menos que estemos contemplado la naturaleza de manera artística). Lo ideal sería hacer que algo especial se transforme en lo común, es decir, en algo que se presencie todos los días.
Todos podemos ser “superhéroes" salvando al mundo y su belleza con nuestras acciones.



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"En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos".
( Mahatma Gandhi )

“Soy solamente uno. Pero soy uno. No puedo hacer todo pero puedo hacer algo. Y como no puedo hacer todo, no me negaré a hacer ese algo que puedo hacer”.
( Edward Hale )

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Si quieres conocer más acerca de esta noticia puedes visitar los siguientes enlaces:

Video de la conversación entre Schettino y De Falco


La primera imagen fue tomada del sitio costaconcordia.info
La segunda imagen fue tomada de la página web de la BBC Mundo
El video es cortesía de BBC Mundo, en su artículo sobre el Costa Concordia

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