En cifras frías son más 500 muertes las que se registraron en cárceles del país en 2011, según la ONG
Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), que reveló un hacinamiento del 360
% en las cárceles del país.
Humberto Prado, director del OVP, calificó al sistema
carcelario de Venezuela “como el país más violento del mundo”, debido a las
cifras de muertes que se registran en las cárceles del país; por 45.000 internos, las 560
personas fallecidas equivalen a un 124,4 por cada 10.000 reclusos.
¿Cómo dejar de ser el país más violento del mundo? ¿Qué se acciones hay que tomar?
La profesora María Gracia Morai, propone en su informe “Situación actual de los derechos humanos en las cárceles de
Venezuela”, una serie de soluciones para reducir la violencia
carcelaria y la violación de los derechos humanos: La ampliación y mejora de la
infraestructura, para ayudar reducir el hacimiento existente en las
cárceles, y con ello elevar la calidad de vida de las personas que allí
residen. El aumento y capacitación de
personal penitenciario, contrarrestar el
ocio y controlar el tráfico de armas y drogas. Mayor interés de las políticas
de gobierno sobre el tema. La coordinación de las entidades gubernamentales
cuya actuación tiene impacto sobre el sistema penitenciario; descentralizar el sistema, de acuerdo a lo establecido en el
artículo 272 de la CRBV y desburocratizar el Ministerio de Interior y Justicia ;
exigir del juez de ejecución el ejercicio de sus competencias de garante de los
derechos humanos de los reclusos, para lo cual hay que contar con la
comprensión y cooperación del gobierno del poder judicial y tomar en cuenta la
subcultura carcelaria, al momento de diseñar políticas, planes y programas.
Adoptando una esta serie de acciones se podrá alivar la situación que viven las personas que se entran recluidas en las prisiones venezolanas. Con ello no ser etiquetado como el país más violento del mundo.
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